Te repudio, damnación
Lola Fontecha
Te denigro, anatema
por haberte tragado los
sueños
de forma impúdica
masticándolos despacio,
para después vomitarlos
a la orilla de otro mar
en mitad de una noche
callada.
Te repudio, damnación.
En tropiezo inoportuno
que me hace odiar al
trece
aun cuando son, las rosas
que en mi jardín crecen.
Te aborrezco, imprecación,
desde que abro los ojos
cada mañana
y tengo que apartar
legañas
al quemar mis ojos la
insatisfacción.
Aparta,
no quiero verte
ni sentirte
ni olerte
ni acariciarte
ni tocarte…
Ni acomodarme en tu
alcoba
donde huele a muerte,
que la parca trae
zancadilleada
en triste madrugada.
No, vete.
Ya leíste mi mano
y aventuraste pérdida
en el camino de los pasos
dados.
Con mueca proterva
me colgaste en la solapa,
el romero desabrido,
pillado a mil años de
abominación
que se han postrado
entre los pliegues de mi
cuerpo mal herido
y en el falso descosido
de mi vestido.
Bonito poema.
ResponderEliminarGracias, querido amigo.
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