Día del libro

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ESCRIBE CON EL CORAZÓN, REPASALO DESPUÉS CON LA CABEZA. VERÁS EL RESULTADO...

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jueves, 30 de abril de 2020

Amanecer en Jaén









En la ciudad del Santo Reino,
su Catedral se distinguiste en solemnidad,
haciendo realidad objetiva
el sueño jaenés 
de seguir viviendo
engalanado por sus pastiras,
en amanecer oportuno
consagrado en mar de olivos 
a punto de despertar.

Jaén se abre camino,
adornada por sus gentes,
en primavera oculta
de abril desaparecido 
por el desagüe de la impotencia,
silenciada en habitación inviolable
sin sol que les cobije.

Ella, se hizo grande día tras día
en aplauso agradecido 
de un confinamiento inoportuno,
y daba un paso adelante
preñada de vida
que brotaba por la puerta grande…,
abierta de par en par.

martes, 14 de abril de 2020

A ELLAS, POR ELLAS, EN EL DÍA DE LA II REPÚBLICA. LAS GRANDES OLVIDADAS.






Ellas, no contaron en realidad invertida y en España se las mantuvo en el silencio oportuno que apestaba a olvido.

Ellas, parían en silencio sus ganas de libertad.

Ellas, lloraban sin lágrimas que las consolaran, para no ser vistas y tomadas por blanco fácil.

Ellas, guardaban con mimo los recuerdos de quienes partieron para no volver.

Ellas, atesoraban los sueños en bolsitas de lavanda para sacarlos a pasear cuando nadie miraba.

Ellas, cosían la ropa de quienes iban al frente para ser baleados por la sinrazón de una guerra fraternal.

Ellas, veían los paseíllos hasta las tapias del cementerio donde a escondidas buscarían a sus seres queridos para darles santa sepultura.

Ellas, eran vilipendiadas y escupidas en las plazas de la ignominia.

Ellas, eran las que soportaban la ira de quienes buscaban a sus varones y no los encontraban en casa.

Ellas eran peladas a golpe de tijera inmunda para que no se miraran más al espejo de una vomitiva realidad.

Ellas, eran arrastradas por las calles y colmadas de aceite de ricino para intentar robarles su dignidad.

Ellas, eran violadas y ultrajadas, por quienes creían estar en poder de la verdad.

Ellas, pasaron de puntillas por la historia de una masacre, aun cuando pisaban firme en ideologías y fuerzas para seguir adelante.

Ellas, criaron a l@s hij@s de otros, por temor a que le arrebataran la vida a l@s suy@s propios.

Ellas, hacían nudos a la memoria para que no escapara de su cuerpo, después de cada paliza propinada.

Ellas, no llenaron libros, las ningunearon en páginas níveas de reconocimiento.

Ellas, fueron arrojadas al olvido de la indiferencia y el frío de la incomprensión.

Ellas, no ganaron medallas, a pesar de librar con victoria mil y una batallas.

Ellas, son el motor que nos impulsa a seguir luchando para conseguir que el feminismo sea una realidad vital.

Lola Fontecha