Día del libro

Día del libro

ESCRIBE CON EL CORAZÓN, REPASALO DESPUÉS CON LA CABEZA. VERÁS EL RESULTADO...

ESCRIBE CON EL CORAZÓN, REPASALO DESPUÉS CON LA CABEZA.                       VERÁS EL RESULTADO...

sábado, 9 de mayo de 2020

Mario Benedetti (voz) - Bienvenida

A ti "normalidad", que estás asomando a la puerta de mis rutinas diarias y que vienes engalanada de sorpresas adornando de flores mis pasos por dar. 

A ti, querida mía, quise escribirte un poema que te hiciera la más deseada, la más tierna esperanza, el más soñado sueño por recuperar. Tengo que decirte, que aun habiéndolo intentado, no he sabido jugar mis cartas y se me han desbalagado insolentemente en la mesa que acompaña el contratiempo del reloj parado. Mis palabras se borraron del papel de un plumazo no dado y me turbé en tal exceso, que la tinta de mi pluma quedó seca y no pude seguir creando. 

 De pronto, como un resorte que llama tu atención, ha llegado a mi memoria para salvar la inspiración de esta humilde poeta, el entrañable Mario Benedetti y me ha chocado el codo para dar hoy el buenos días con sus versos hilados en bandera a media asta. 

Gracias poeta, por haber escrito “Bienvenida”, así podré hacer míos tus versos y decir sin agobios de musa perdida, ¡bien hallada, estimada normalidad! 


 Por favor, escuchad al poeta con sus versos.

 

miércoles, 6 de mayo de 2020

La ceiba te devolvió la sonrisa





La ceiba te devolvió la sonrisa

Tu sonrisa
marea conciencias
con wiski malo
envalentonado entre ascuas,
del fuego que alivia el frío acumulado
en huesos mojados por la desilusión,
de un mar que parece no tener fin.

El sol ha calentado demasiado en el trayecto
y tus ojos no imaginaban futuro cierto
ni ave que vaticine la llegada a tierra,
sin lugar para huir de él
debido a las medidas del habitáculo
entre las llamas de los sueños,
del deseo por llegar.

El agua empezó a escasear en la segunda jornada.
La ceiba desgastada parecía querer volcar.
En tu mente,
sudor y lágrimas recordando un vaciado
que vomitaba a cada macheteada,
sueños creados tras acabar a tiempo el desgaste.

El guiño por la existencia, te acompañó a diario.
Veinte largos días
en el que las vidas
excusaban presencia en cayuco perdido,
y tropezaban con la parca
en medio del mar.

Hoy la compañía es otra.
Hoy, aun cuando nada es seguro,
tus pies en el suelo serenan cuerpo atemorizado
y fortalecen alma en precipicio continuo,
ante futuro menos incierto
pero tristemente, no definitivo.

Hoy, tu sonrisa es el gesto
y el calor amigo de quien dibuja un arcoíris
ante tus ojos ilusionados
al leer la nota de tu madre que decía
-mantente vivo hijo mío-.

Lola Fontecha
Jaén 6 de mayo de 2020