Día del libro

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ESCRIBE CON EL CORAZÓN, REPASALO DESPUÉS CON LA CABEZA. VERÁS EL RESULTADO...

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viernes, 21 de febrero de 2020

A la poesía del Carnaval de Cádiz

Al Carnaval de Cádiz.

La irreverencia toma lugar en el sitio más privilegiado de Cádiz, la Caleta. En ella, la música va sonando en repiques de guitarra y voces que no necesitan ser acompañadas para afinar oído. La sonrisa se muestra dispuesta a pasar un buen rato y se trae de casa la sillita de la playa, esa en la que tantas horas ha pasado acomodada.

Nos acompaña en el paseo, el recuerdo de Juan Carlos Aragón al ritmo de Yesterday. Disfrazado de hippy lo vemos escribiendo en un papel, acompañado de su soledad, me contaron que era con quien mejor se llevaba ya que siempre le daba la razón entre verso y verso.

Tras un rato, le escuchamos coreando a voz en grito, a los infieles de sentimiento, esas personas que forman parte de la gente mal encarada, crítica y estereotipada que asocia males al sur…, a su querida Andalucía.


Aunque diga Blas Infante:
Andaluces levantaos.
Perdón que no me levante,
pero estoy mejor sentao.
Bueno vía poner de pie,
vía dejar de tonterías.
Venga una, dos y tres,
que bonita Andalucía.

Tras un largo paseo me crucé con Manolito Santander, sonrisa eterna que estrechaba la amistad en abrazo presto. Allí sentado, vi como le daba forma a la rima con lápiz y pliego en blanco.
Él, arte por estandarte de la chirigota viñera, defensor de tradiciones en su amada tierra, me saludó sin prisa y mirando sus letras al compás gaditano le escuché cantar bajito, de repente más alto, dejándose llevar por el levante para que lo extendiera por toda la tacita de plata…


“Me han dicho que el amarillo está maldito pa' los artistas, y este color sin embargo es gloria bendita para los cadistas”.

Hoy la puesta de sol ha sido diferente, cuentan en los mentideros que las lágrimas eran vertidas en el Barrio de la Viña, un susurro de pena doliente alimentaba las razones para ello

– Quillo, ya nada será lo mismo sin sus estribillos.

Nos dice un pajarito, que la poesía se siente orgullosa al ser utilizada en tan noble fin, para ella, el Carnaval es la vida que atesora la sonrisa crítica de quienes están hartos de tanta falsedad y utilizan el verso para cantarle las cuarenta a un sistema que se tatúa la incomprensión y los prejuicios a la hora de faltar el respeto a la humanidad latente. Ella, se pone encima la mantita de papelillos y serpentinas, que la hacen hermosa si cabe y sigue disfrutando de la frescura, el atrevimiento, la desfachatez, el descaro, la insolencia y la audacia para conseguir brotar la carcajada desde el coro, chirigota, comparsa, cuarteto….copla tras copla, rima tras rima en el gran Teatro Falla.

sábado, 8 de febrero de 2020

He amontonado los recuerdos en un cajón para que la memoria no los lleve al olvido


DUELE EL OLVIDO, MADRE
Lola Fontecha

Duelen los días, madre,
traspasa la piel el frío de tus manos en mi cara,
y rompe el alma
tu mirada perdida en el horizonte del olvido.

Duele el gris que anida sobre azul en tus ojos.
El silencio sin memoria enfadado con el mundo,
grita a los cuatro vientos
por haber perdido el mapa para llegar a ti.

Madre, me duele ver
que has dejado de mirarte al espejo
por miedo a no reconocerte.

He perdido el norte, madre,
los olores derrocharon significados
en el tropiezo de tus pies sobre la remembranza.

El papel de tu recuerdo ha quedado níveo,
tragando las letras del pasado,
y mi nombre se ha desorientado
jugando al escondite entre palabras olvidadas,
temblando como una hoja.

Hoy, el agua de la lluvia en mis ojos,
ha borrado la huella de tus pasos.
La melodía de tu nana ya no acuna mi sueño
porque la luna se olvidó de salir.
No hay marea, madre,
las coquinas quedaron olvidadas en la playa,
ya nunca más serán recogidas por nuestras manos
ni las olas del mar nos empujaran para sonreírle a la cara.

He amontonado los recuerdos en un cajón,
de él iré cogiendo aquello que precise
para no olvidarme de ti.

Duele tu olvido, madre,
por ello voy a restituir a tus pasos los colores
que permanecieron en el camino falso,
creado por la imaginación en blanco…




DUELE LA HERUMBRE, PADRE
Paco Velázquez
                                  
Duele esta luna sin brillo
al anochecer del corazón.
Duele escuchar la sin memoria con dolor
del bosque sin mesura marchito
y su lamento hostil maldigo.
Duele el almendro no hallar
vestido de blanco azahar.
Duele ante el réquiem sucumbir
que sin ritmo pernocta en el mar,
en los ojos secretos de selene.

Duele la herrumbre, padre,
tú que fuiste mi sueño, mi mañana y tarde,
mi lucidez biológica, mi vivir.
Cronos, egoísta, te ató a la noche
y va atardeciendo rápida la oscuridad,
para poner rumbo al broche final
que mi alma enjuta ahora apene.