Día del libro

Día del libro

ESCRIBE CON EL CORAZÓN, REPASALO DESPUÉS CON LA CABEZA. VERÁS EL RESULTADO...

ESCRIBE CON EL CORAZÓN, REPASALO DESPUÉS CON LA CABEZA.                       VERÁS EL RESULTADO...

miércoles, 25 de marzo de 2020

Ana Belén - Peces De Ciudad (Videoclip)





Buenos días, mundo. Los sentidos se han encaramado al palo más alto. He pensado en ti y he sobrevolado entre mares para desearte un buen aterrizaje.



La vida sigue entre cuatro paredes que nos hace sentir segur@s. Todo parece estar quieto, el reloj se paró y no me apetece darle cuerda, prefiero seguir al sol para ver que las horas van contando la historia del sentimiento apercibido.



Nada parece ser como antes, pero tu voz me da la tranquilidad de saber que mañana, ese mañana que pronto será anunciado podremos seguir llevando las alforjas llenas de proyectos por cumplir. Seguimos nadando entre libros pendientes, acompañad@s de la mejor música.



 Junt@s, pero distantes haremos que todo cambié. Te espero al otro lado del mar, no lo dudes ni un instante.

lunes, 23 de marzo de 2020

Brujas y David de Graef


 

 


  

Para Brujas que marchamos, la incertidumbre de qué íbamos a encontrar nos tenía nervios@s. Los canales bajo los puentes nos hacían ver, la razón para llamar a esa zona de Europa la “Venecia del Norte”.







Quiero destacar, aun cuando lo que vimos fue algo muy especial, que en nuestro paseo tuvimos la suerte de encontrarnos con el puente del amor, tras las fotos oportunas nos fijamos que junto a él había una casita preciosa que nos llamaba a entrar por su belleza. Un estilo medieval se dejaba ver en sus paredes y la sorpresa al entrar fue inmensa. Allí dentro estaba David de Graef,  pintor con un estilo exquisito a la hora de pintar el lienzo que nació en Flandes y tiene ubicada su casa y estudio en ese lugar.






Le saludamos en castellano y sorprendentemente nos respondió en nuestra lengua materna, con un tono muy agradable. Nos explicó como trabaja y como vive, y nos permitió disfrutar sin problemas de su creación en directo. Con su arte, tan distinta y a la vez tan especial, nos hizo ver aquello que no somos capaces de aceptar en el ser humano a través de sus dibujos.


Nos habría encantado traernos ese cuadro que hizo sobre la marcha mientras estábamos observándole, pero nos conformamos comprando el libro "NUIT BLANCHE", con un gran número de sus obras para poder disfrutarlas. Así como nos hizo un dibujo/dedicatoria en el mismo personalizada.














Una vez más digo aquello de “Gracias a la vida, que me ha dado tanto”.





domingo, 8 de marzo de 2020

TECHO DE CRISTAL








TECHO DE CRISTAL
Lola Fontecha
8 de marzo de 2020

Quiso desplegar sus alas para volar libre en ese cielo azul que tintaba de luz el día, pero se dio cuenta que no podía, ya que había sido contagiada con la enfermedad de la desidia. El cepillo le arrancaba el pelo sin pudor y el agua en su cara, le desposeía del color en sus mejillas sin mirarla de frente, escupiendo al suelo las ganas de sonreír de nuevo.

Lloró durante horas de impotencia, las palabras eran tragadas por su dolida garganta y vomitadas después sin ser entendidas por el oído del mundo que ingrato miraba para otro lado.

Esa mañana pensó que sería bueno echar un vistazo al espejo, para ver como el revés de sus ojos brillaba ante la oscura niebla que entristecía sus pasos, apagando de nuevo el interruptor de las ganas de vivir.

Deshojó la margarita, conveniando ante los dioses un final inesperado y agrio, pero el finiquito la alcanzó por hacer traspiés al “te quiero” con el anillo del pasado puesto en el dedo equivocado.

Marchó de su vida para no perderla, pasando la dura prueba de mostrar al mundo que no quitaría nada a nadie. A ella, el tiempo disfrazando “Te quieros” olvidados en la acera…, inoportunos, fríos, rastreros… unidos a la desvergüenza de quien prometió darle espacio de confort –hasta que la muerte los separara–, ya se ocupó de retenerla en cajón sin fondo que traga a borbotones los colores del arcoiris, cual agujero negro en universo lejano y perdido.

Le dijeron que por haber nacido mujer, su futuro ya estaba escrito, que las páginas en blanco habían sido arrancadas por el machismo, y que debía poner sus pies en las marcas dispuestas para ello. No había derecha o izquierda, ni tan siquiera un paso atrás si el camino no le convencía, era mujer y eso era lo que había… Sin más explicaciones, sin más razón que el género en que nació.

No medió palabra alguna entre golpes, la rabia desdibujaba su cara. De su frente brotaba sangre sin control, una sangre que le hacía rojas sus retinas. Pero seguía inmune a su llanto, como si nada pasara. Caía al suelo y como un resorte se volvía a levantar, ello le cabreaba pero la dignidad era lo único que la mantenía en pie y no la podía dejar pisar.

Amó a otra mujer, profundamente. Y un tabanazo le arrancó de cuajo el deseo de sus entrañas, la ablación hizo el resto.

A la mañana siguiente, al escuchar la puerta cerrarse, se apresuró, escribió una despedida que agonizaba entre culpa y promesas incumplidas. Un “siempre estaré aquí” sobrevolando las letras escritas, una lágrima ante la impotencia de no haber podido cambiar la dirección prohibida. La negación, el rechazo, el olvido, el miedo a ser juzgada con la mirada acusadora de quien no entiende de barcos y se dedica a trabajar en astilleros.

El peaje fue caro, le costó la crítica fácil al camino escogido, una patada en la espalda y dos costillas rotas. Él, le dijo que una de ellas le pertenecía por ser hombre, sin ella no habría existido. Le sumamos un ojo morado y unas hojas rotas en el salón, pero no restó su existencia en la vida, ni sumó en la cuenta que no acaba.

No, no miró atrás, por temor a que se apoderara de ella la estatua de sal y la dejara allí para siempre. No llevaba maleta, o sí, la llevaba llena de sueños por cumplir y las ganas de correr siempre hacia delante. Desde aquel día, el sol vuelve a ponerse de nuevo por ese horizonte que perdió de vista…, entre tanto ruido, entre tanta gente...

Hoy, decide ella, no quienes le colgaron a la espalda una heredad podrida, escrita en renglones torcidos que la esposaban a tradiciones mal paridas.