Porción de terreno cultivado perteneciente a un mismo dueño,
en especial la que es legada tradicionalmente a una familia
Heredad, justo
antes de nacer.
Heredad
llanto al salir de mi madre.
Heredad
mis pasos de niña zancadilleados en la madrugada de la existencia.
Heredad
ablación sometida
arrancándome
de la vida,
dolor
tragado en vano por recelo a la vergüenza,
mutilación
en mar seco del deseo por ella.
Heredad
mi ropa destrozada por el capricho del destino,
que hace
caduca mi edad de niña.
Heredad
ser mujer
en
rincón escondido
donde no
se me pueda ver.
Heredad,
precio puesto por mi cuerpo
a manos
sucias que profanen mis comienzos.
Judas en
figura paterna
que me
corta las alas,
me pone
precio
y vende mi
cuerpo por 30 monedas ensangrentadas.
Heredad
en velo cubierto
que acorrala
mis sueños
y los
convierte en miedos que resignan al silencio.
Heredad
en tradiciones vomitadas a la cara,
ley no
escrita que me condena en vida.
Lágrimas
vertidas en la impotencia de los tiempos
que
anochecen antes de amanecer.
Recurso
traspapelado en códigos añejos
que
huelen a rancio.
Heredad
en color ausente de ilusión y risa.
Heredad
de género,
de lucha
negada en pesadilla, de piedras golpeando mi entendimiento.
Heredad,
que repudio
en grito
de mujer,
porque
me encadenó a destino escrito,
en renglones
torcidos de mentes opacas
justo,
antes de nacer.
Lola Fontecha
GRITO DE MUJER
Badajoz, 18 marzo 2018
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