Dicen que su tronco se retorcía en retórica malparida.
Dicen que sus hojas buscaban al sol para llenarse de vida una tarde de primavera.
Dicen que fue testigo de cómo la soledad se acomodó a la sombra mal parida, y ya el olvido tomó forma en la tierra que alimentaba sus raíces.
Dicen, que ese día sus ramas, ya nunca mas, cobijaron sonrisas...
Lola Fontecha, en modo libertad de expresión.
La soledad y el olvido... los peores enemigos de la sonrisa.
ResponderEliminarGracias.
Gracias a ti maile. Nos paramos a mirar pasar el tren de la vida y la soledad y el olvido se acomodan para que no seamos capaces de levantarnos.
EliminarEl olvido lastima el alma. Buenas letras !! beso
ResponderEliminarGracias hanna. Pasas de largo entre la gente y el olvido se abraza cual lapa a nuestra alma, rompiéndola en mil pedazos.
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