La vida te sorprende por detrás y recibes el golpe certero que acaba con la desidia y te das cuenta de haber estado perdiendo el tiempo en intentos fallidos, ves por un momento que no todo es blanco o negro y por fin sales de la indiferencia. -Se decía a ella misma, mientras se encaminaba a la cocina-
Con una copa de vino en la mano, comenzó a buscar la inspiración, aquella que la había abandonado cuando permitió que la tristeza anidara dentro de ella; hallándola en su interior comenzaron a brotar las palabras perdidas y silenciadas.
Agarró la pluma y se dispuso a plasmar en el papel todo aquello que tras su silencio emocional, por fin de ella salía:
Me gustaría escarbar en el infinito, para poder encontrar las manos que arrullan, me gustaría llegar hasta la quimera que se aparta para ser crepúsculo en tus pestañas y así crear otro mundo.
Un mundo realizado de poesía, camino donde los puentes no tengan fin, solo una realidad paralela entre la tierra y el mar; deseos realizados entre nubes de algodón, encontrando siempre al otro lado la pasión.
Un cuento inanimado donde todo sea real e imaginario, apreciando que soy: mañana oscurecida o quizá noche abierta a las estrellas que ayude a inspirar. Volver a sentir que es la vida lo que me hace de vestido y seguir con ella mi trayecto.
Un comienzo sin final donde los largos brazos del exterminio no alcancen, un te quiero inacabado, porque no deja de sentirse ni por un instante. Lluvia que cale los huesos para acto seguido, convertirme en ropa seca que te haga entrar en calor. Atardeceres que no acaban de empezar, porque todo es un principio.
Quiero ser pregunta sin respuesta en medio de un océano de olas que te agitan, brisa que acaricie la cara y piedra dispuesta en la que volver a topar.
Droga de vida que corre por tus venas, estimulando alucinaciones en tus adentros y cuando se pase el efecto llegar a la conclusión, de concebir porque te siento y amarte porque te invento.