No sé que más decir
en medio de esta angustia.
Ya no me queda aliento para seguir
en mitad de una nada vacía y vilipendiada.
No me atrevo a pasear
porque el llanto ahoga mis abrazos
y los besos son absorbidos
por el agujero negro del espanto.
No, no sé que más decir
y mantengo mi boca cerrada
con la mascarilla del olvido
que silencia mis palabras.
Te miro tras el cristal,
tranquila, no llueve.
Son mis lágrimas,
no he podido controlarlas
y caen desbocadas por mi cara,
inducidas por el adiós desnaturalizado
que te arrebata la vida
dando bocados al aire que te falta.