Aquí mi hija Ruth en 2013, en su primera carrera, que tampoco será la última.
La carrera de San Antón se me puso a tiro en 2012 y allá que tire
a correrla, sudarla, sufrirla y disfrutarla. Gracias hijo por tu apoyo
incondicional al estar a mi lado desde el comienzo hasta el final. Aguantaste
mi torpe ritmo y no me faltó tu mano y tus palabras de aliento en ningún
momento de los 10 kilómetros que dura.
Ocho años han pasado ya y la promesa de volver a repetirla me
galopa en el interior día tras día. 2021 será el año para cumplirlo y espero
contar con tu empujón para volver a hacerla.
Te quiero enormemente.
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