Tu incapacidad
sube al escenario
en el
momento justo del respeto.
Mi destreza,
se
atenúa ante tus ojos invisibles de comprensión
y sigo estampando
sendas
en el
libro de la vida.
A mí, me
corresponde volar alto,
y a ti, si
no me crees capaz de hacerlo
mirar para otro lado.
Mi
soledad,
la cubro
con el manto de “poder puedo”,
y
acaricio mis pasos en la memoria del olvido.
No
preciso tu pena, ni deseo tus lágrimas,
solo
quiero que me veas igual.
Y ten
claro que no quiero tu ayuda
si con
ella me pones piedras en el camino.
Ven,
dame tu
mano y marchemos juntos.
Porque
yo, no soy especial,
ni de
cristal,
no me
rompo fácilmente
aun
cuando mi cuerpo te pueda engañar.
Tampoco
soy papel mojado
o
arrugado al que puedas tirar…
Mi cuerpo,
es real,
mis
sentimientos como los tuyos
y mi corazón,
igual.
Solo
cambia algo muy importante “tu discapacidad”
por ella
lo conservo entre algodones
para mitigar
tu incomprensión
y que no
lo puedas lacerar.
Los
daños colaterales,
serán
aquellos que yo permita
para
mostrar mi capacidad.
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Día del libro
ESCRIBE CON EL CORAZÓN, REPASALO DESPUÉS CON LA CABEZA. VERÁS EL RESULTADO...
martes, 26 de diciembre de 2017
No es discapacidad el tema
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