Os voy a contar un cuento, que no es de sal y
pimiento, que no se trata de un castillo de princesas, que no vamos a correr
del lobo para evitar que nos asuste, que no nos vamos a comer una manzana y así
el príncipe nos tenga que dar el beso necesario para abrir los ojos. Que no, que
no… que es mucho más divertido y sencillo que todos los cuentos relatados hasta
el momento.
Veréis, un día, dentro de cualquier día, Paco,
maestro, gaditano y viñero para más señas se acercó a la Caleta para tomar un baño y
escuchando las olas del mar se quedó dormido… siiiiiiii, se quedó dormido en su
silla verde de playa. Quiero deciros sin que se entere nadie “que roncaba” y
mucho… Yo iba paseando por la playa, me encanta hacerlo, y cuando pasé por su
lado, me llamó la atención el ruido que hacía con sus ronquidos, pero sobre
todo un libro de animales que tenía entre sus manos.
Cuando volví a verle después de tres semanas en la Caleta , me contó que tras
su baño diario aquel día, se marchó para visitar el Zoo, había quedado con su
hija y se encontró una rebelión incontrolable cuando llegaron. En ese momento
los versos se iban haciendo imágenes. Me contó también que le encargó a una
Jiennense de mar de olivos que pillara aquellas imágenes con el caza mariposas especial
que ella tenía, para así poder pegarlos al papel. Ella, pacientemente, se hizo con todos los dibujos, pero todo no
quedó ahí, ya que le pidió a su hijo Juan Francisco que con su varita mágica le
diera colores que llenaran de ilusión la carita de l@s niñ@s al tenerlos en sus
manos. Y de esta forma, comenzó la historia de “Rebelión en el Zoo”.
Hazte con él, a ti y tus hij@s os va a encantar.
Qué arte, mi Lola, guay, guay. Jiji
ResponderEliminarFelicitaciones!!!!
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