Mañana empiezo mis ocho días de vacaciones, acompañada de la cámara de fotos, mi soledad y dispuesta a dejarme envolver en el lugar del que me enamoré cuando lo vi por primera vez hace unos meses.
Desconexión total, móvil sin cobertura, sol, rio, pájaros, arboles, flores, algún que otro animal que me pueda encontrar (ojalá) naturaleza pura y dura a mi alrededor.
Mi música me acompaña, el libro “El Clan del Oso Cavernario”, una libreta para seguir escribiendo un cuento que empecé hace una semana. Mi ropa fresquita y blanca; es un color que me hace sentir muy bien.
No voy a pensar nada más que en disfrutar de mi misma y de lo que me rodea. Un comienzo en ese entorno, que seguro se convertirá en mi retiro de vez en cuando, al no tener fuerzas de continuar con el devenir diario.
Esta semana no tiene que suceder nada especial, porque ya en si es especial.
No tendré que preocuparme de ningún problema, no tendré necesidad de forzar que algo suceda, porque todo sucederá y nada más.
La apatía desaparecerá de mi vida en esos días, convirtiendo la actividad, el anhelo y el interés por todo lo que me rodea en mis mejores virtudes.
Solo al volver estaré abierta a lo que se me ofrezca, relajándome respecto a lo que no he podido conseguir en este tiempo.
Dejaré mi mente abierta a posponer y a andarme con rodeos, dejando las cosas tal y como están hasta que, o a no ser que, otras circunstancias atractivas me seduzcan para poder seguir una alternativa que me ayude a seguir adelante.
Echándole energía y entusiasmo sólo cuando se haya abierto ante mí un camino claro.
Nos vemos por aquí el día 3 de Agosto. Felices vacaciones a tod@s