Tu incapacidad
sube al escenario
en el
momento justo del respeto.
Mi destreza,
se
atenúa ante tus ojos invisibles de comprensión
y sigo estampando
sendas
en el
libro de la vida.
A mí, me
corresponde volar alto,
y a ti, si
no me crees capaz de hacerlo
mirar para otro lado.
Mi
soledad,
la cubro
con el manto de “poder puedo”,
y
acaricio mis pasos en la memoria del olvido.
No
preciso tu pena, ni deseo tus lágrimas,
solo
quiero que me veas igual.
Y ten
claro que no quiero tu ayuda
si con
ella me pones piedras en el camino.
Ven,
dame tu
mano y marchemos juntos.
Porque
yo, no soy especial,
ni de
cristal,
no me
rompo fácilmente
aun
cuando mi cuerpo te pueda engañar.
Tampoco
soy papel mojado
o
arrugado al que puedas tirar…
Mi cuerpo,
es real,
mis
sentimientos como los tuyos
y mi corazón,
igual.
Solo
cambia algo muy importante “tu discapacidad”
por ella
lo conservo entre algodones
para mitigar
tu incomprensión
y que no
lo puedas lacerar.
Los
daños colaterales,
serán
aquellos que yo permita
para
mostrar mi capacidad.
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Día del libro
ESCRIBE CON EL CORAZÓN, REPASALO DESPUÉS CON LA CABEZA. VERÁS EL RESULTADO...
martes, 26 de diciembre de 2017
No es discapacidad el tema
viernes, 8 de diciembre de 2017
Y ahora ¿qué me preguntas?
Y ahora ¿qué me preguntas?
Y ahora ¿qué deseas?, te respondo.
Preguntas sin respuestas en el vaivén del espacio
en el que todo depende del universo,
y del big-bang en el azul del cielo.
Del tiempo de espera,
del olor a nata y azahar que nos despierte por las mañanas,
de las sonrisas en la almohada,
de los segundos compartidos
de las caricias en la vereda.
Cheque en blanco para compensar,
los “te quieros” entregados,
sin más recompensa
que el brillo de tus ojos en el quicio de la puerta
y el beso de tus labios.
No más preguntas sin respuesta,
no más vacíos en esperanza,
ni tristeza que te atrape
al sonar una triste melodía.
Cierra los ojos y piensa…, o no, mejor sonríe a tu manera
y abandonémonos a la brisa suave que se desliza.
Recojamos las alas y abracemos el recuerdo,
para de un soplo seguir atemperando
el compás del tic-tac que nos frena.
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