Día del libro
ESCRIBE CON EL CORAZÓN, REPASALO DESPUÉS CON LA CABEZA. VERÁS EL RESULTADO...
domingo, 27 de enero de 2013
viernes, 11 de enero de 2013
A ti..., por ti
Porque solo puedo escribirte
ya que no quieres escuchar,
porque cerraste el corazón tras mil candados
y te permites tener el alma encogida.
Busqué al poeta que dormía,
rogándole para ti su mejor poesía.
Presto aceptó,
lápiz en mano
y papel listo
palabra a palabra
verso a verso...
Y así quedó mi encargo...
En la claridad de tus ojos mientras me miras,
en el proceder del cambio de libretos aparcados,
que buscan de tus dedos la tinta
y en los últimos designios del marcapaginas de la vida.
Que no estás solo ante las premisas vertidas
desde balcones abiertos al ocaso que te apremia,
que las razones no son tales aun cuando sientas
se cierran las salidas.
Que de nuevo amanece
y que los rayos del sol calientan a escondidas.
Que si buscas, me encontrarás
en calles sin salida,
en montones de papeles que solo tienen prisa
y en un mar ahogado de lagrimas que atempera las caricias.
Tras el telón cerrado de esa obra inacabada,
tras el espejo sin tu risa,
tras la careta que te plantas cada mañana
cuando te encaminas a la vida.
Justo ahí me tienes...,
prometiendo ir a tu lado
sin pausa, pero sin prisa.
ya que no quieres escuchar,
porque cerraste el corazón tras mil candados
y te permites tener el alma encogida.
Busqué al poeta que dormía,
rogándole para ti su mejor poesía.
Presto aceptó,
lápiz en mano
y papel listo
palabra a palabra
verso a verso...
Y así quedó mi encargo...
En la claridad de tus ojos mientras me miras,
en el proceder del cambio de libretos aparcados,
que buscan de tus dedos la tinta
y en los últimos designios del marcapaginas de la vida.
Que no estás solo ante las premisas vertidas
desde balcones abiertos al ocaso que te apremia,
que las razones no son tales aun cuando sientas
se cierran las salidas.
Que de nuevo amanece
y que los rayos del sol calientan a escondidas.
Que si buscas, me encontrarás
en calles sin salida,
en montones de papeles que solo tienen prisa
y en un mar ahogado de lagrimas que atempera las caricias.
Tras el telón cerrado de esa obra inacabada,
tras el espejo sin tu risa,
tras la careta que te plantas cada mañana
cuando te encaminas a la vida.
Justo ahí me tienes...,
prometiendo ir a tu lado
sin pausa, pero sin prisa.
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