No hay mayor nostalgia que el principio de melancolía, cuando el sol se pone y has dejado pasar un nuevo día con los sueños dormidos en la almohada.
No hay mayor pena, que dejar morir la vida sin la sonrisa regalada.
Ni más desperdicio, si no miras adelante con el libro lleno de razones para conciliar el llanto.
Cajones abiertos, ventanas prestas para saludar primaveras y lastre indeciso tirado por la borda de la negatividad mal parida.
Siente, precisa verso certero y premia al amanecer, con los ojos bien abiertos.
Lo mejor, está por llegar.