Busco el norte en
el sur y me encaramo al galope en tus algodones, para acomodar mis pensamientos
en tarde gris.
Ayer te llamé por la calle y no quisiste
escucharme, el ruido ocupó demasiado espacio y los pasos dados tropezaron de
nuevo.
Hoy, me siento a descansar, escuchando el
invierno de Vivaldi, con él avivo las ascuas que aún permanecen vivas y el
fuego renace cual Ave Fénix a mi encuentro.
Lola Fontecha, buscando versos.