Me atrevo a decir que la
soledad se invierte
y que los quiebros de la
felicidad para visitarme,
hacen dulce mi caminar
ambivalente.
Y anticipo a los placeres
las texturas adecuadas,
para hacer un embriagador
manjar en tu boca.
Piel con piel extremando horizontes,
océano perdido entre eriales,
que hacen de faro para el deseo.
Y no preguntes,
porque no se qué contestar,
me quedé sin palabras por la decepción.
A cambio y con suavidad
dejo los sentidos en este aire que brota de
ti,
solo por dejarme llevar.
Ocaso entre mares que no son mares,
es lo que en mis ojos manifiestas.
Y mi amor,
se pierde entre arenales,
en mitad de la tormenta.