Día del libro

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ESCRIBE CON EL CORAZÓN, REPASALO DESPUÉS CON LA CABEZA. VERÁS EL RESULTADO...

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domingo, 17 de febrero de 2019

Te diré adiós




Ahora no sé que más decir, la vida se ha ocupado en mantenerme a distancia. Claro tengo que me engañas agarrándote a tabla ajena, pero no me importa cuando me ofertas ilusión apasionada.

Anochece y las estrellas se mantienen apagadas, no requiero su luz y sin embargo mis ojos se pierden entre precisas miradas que me acusan de no estar viva. ¿Por qué adoleces del sentido que la verdad amortiza? ¿Por qué no confías en el espejo, cuando te muestra la realidad que demandas?   

Ya no puedo hacer más, todo lo intenté para hacerte sentir seguro en mi puerto, pero sigues al otro lado con el ancla echada por si acaso no recibes la señal clara, del faro que te guíe hasta la seguridad que necesitas.

Es inútil seguir adelante, ya las fuerzas me faltan, te construí mil castillos en la playa del deseo, pero no conceptuabas lo que estabas viendo y continuabas empeñado en no creer en este sueño. Aplastaste una y otra vez, torres y almenas con tus dudas, pisaste cada uno de los personajes que para ti representaba y destruiste con tu inseguridad, la realidad latente que para nuestro amor creaba. 

Verás, no pretendo ser si no quieres existir en mí y te dejo partir, para que seas en ti mismo, en algún lugar, en algún momento, con alguien que te aporte seguridad y haga volar por los aires, esa maldita incertidumbre que ronda tu lucidez y te mantiene tan a distancia de lo que la vida te ofrece.

No quiero obligarte a sentir si no sientes, no quiero tener frío cuando a mi lado estés, no quiero seguir camino si de mi mano no deseas cogerte. 

Te diré adiós, con el corazón roto en mil pedazos, por no haber sido capaz de dar sentido a la locura que mereces. Te diré adiós, sí, porque la impotencia me lleva a la deriva, haciéndome sentir incapaz de argumentar más. Las palabras se secaron en mi garganta de tanto pretender que creyeras en mí y ahora cambio de rumbo, sin destino alguno, rompo cartas de navegación y el timón que nos mantenía unidos. Borro sonrisa del rostro, porque mi barco de nuevo quedó encallado…, hundido.

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