Ante tu magnificencia,
solo queda,
entregarme con mis ojos alerta.
Añadir que el deseo estimulas
y que antes de sucumbir
reclamar tu amor quisiera…
Solo puedo argumentar
y tener más palabras quisiera,
que en el lugar más recóndito,
y concediendo mi piel cual dádiva
quiero decir que la vida despiertas.
Entre alisos a tu orilla
humildemente pido,
tus aguas para mi sed,
a cambio te concedo un beso,
que engalane el alma
y una mirada de entrega.
A canje,
ofrezco mi esencia,
para abordar estampa,
texturas en mi ser,
piel y seda…
Y ante todo darte las gracias,
por provocar,
que la musa me ilustre con su presencia.
Genial. La musa de la Sierra te ha inspirado. De piel y seda.
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