Tu pena, me anuda el alma
y las lágrimas brotan
en mañana inoportuna.
Tu corazón paró
en despedida amarga,
en soledad quebrada
con la zancadilla justa.
Te abrazo, mi amigo.
Tu padre abandona este mundo ingrato,
marcha sin previo aviso que reponga
del golpe certero al entendimiento.
Levanta espíritu, no decaigas,
ya que siempre estará a tu lado.
En el recuerdo acariciado,
y en la rima perfecta
de tus versos alados.
La eternidad será su mejor regalo.
Y su sonrisa
el don preciso
que acompañará tus días,
cada vez que mires al espejo
de sus pasos por la vida.
Toda la pena tiene sentido.
ResponderEliminarCuando es el amor quien le abre la puerta.
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