Dicen que su tronco se retorcía en retórica malparida.
Dicen que sus hojas buscaban al sol para llenarse de vida una tarde de primavera.
Dicen que fue testigo de cómo la soledad se acomodó a la sombra mal parida, y ya el olvido tomó forma en la tierra que alimentaba sus raíces.
Dicen, que ese día sus ramas, ya nunca mas, cobijaron sonrisas...
Lola Fontecha, en modo libertad de expresión.